viernes, 13 de marzo de 2009

¿Es posible calumniar a los cabecillas rojos?

Lo que todos han visto es la cuenta bancaria del candidato Funes y la mansión en la que vive, todo financiado por el prepago de sus padrinos.
Los comunistas acusan a Federico Hernández de calumniar al compañero de fórmula de Funes, el ahora casi todo el tiempo escondido y que, de acuerdo con los testimonios recogidos en el libro de Geovani Galeas, tuvo que ver directa o indirectamente en los asesinatos perpetrados por su lugarteniente Mayo Sibrián.
Calumniar a cualquiera de los comandantes rojos requiere de una desbordada imaginación, ya que no hay barbaridad, crimen, atropello, vileza, traición o falsedad que no hayan perpetrado. Los cargos que un grupo de sujetos ("profesionales" de la membresía semivisible del comunismo) hace a Federico Hernández carecen de fundamento; Federico no hizo sino citar párrafos y aseveraciones de las memorias altamente pasteurizadas de Sánchez Cerén, alias Leonel González.
Sánchez Cerén fue el principal lugarteniente del fundador de las FPL, Cayetano Carpio, secuestrador y asesino que terminó suicidado por los sandinistas al descubrirse que había ordenado el ajusticiamiento de Mélida Anaya Montes. El cadáver de la Anaya apareció con sesenta estocadas; los autores materiales andan todavía sueltos y se prestan para intimidar a los efemelenistas que no entienden de jerarquías y disputan el derecho del cabecilla de turno a ser cabecilla de turno, como le sucedió al ex alcalde Silva al oponerse a la candidatura de Schafik. "O dejás de aspirar o dejás de respirar".
El principal insulto a Federico, ya que no se puede refutar lo que dice, es que "se vendió". Pero, ¿estuvo alguien presente cuando entregaron el dinero, como envía Chávez dinero a los rojos para su campaña? Federico no se vendió ni se vende, pero además de eso sus argumentos no pierden validez por los insultos que le hacen.
El prepago de los padrinos
En el actual escenario político salvadoreño los únicos que están recibiendo dinero de donantes identificados unos y desconocidos otros, son los efemelenistas y su candidato Funes. Viene a ser un "pague ahora y viaje después", el prepago que luego se verá recompensado. Esos desconocidos donantes financian la masiva campaña propagandística del comunismo; tanto dinero sólo puede venir de Chávez o de las FARC o de una mafia como los Zeta.
El candidato al menos ya reveló quién es su principal padrino aunque falta por conocer a los otros, incluyendo el que le paga la casa donde vive ahora, que tiene un área construida de 800 a mil metros cuadrados, en un terreno de casi cuatro mil varas cuadradas. Alquilarla por cuatro mil dólares sería una ganga; el precio de mercado son cinco mil, lo que es casi igual al salario que recibiría mensualmente Funes si se da la desgracia de que llegue al poder.
Si paga la casa no le queda nada de dinero para comenzar a cancelar el préstamo de dos millones de dólares que, a cero interés, le tomaría treinta años hacerlo. Pero eso de la deuda, dice Funes, es un asunto privado. El público tiene que respetar lo que los candidatos y, por consiguiente los funcionarios, reciban de ciudadanos muy bien acomodados. Así, según las historias, funcionaba la política en México en la época del PRI. ¡Qué sabroso!
Nadie vio a Federico recibir cheque alguno, lo que por otra parte es inconcebible conociéndolo, además de que esa recopilación de testimonios cualquiera podría hacerla.
Lo que todos han visto es la cuenta bancaria del candidato Funes y la mansión en la que vive, todo financiado por el prepago de sus padrinos.