Si a los cuatro años una pobre muchachita ha sido entrenada para insultar, ya podemos imaginar de lo que será capaz a los veinte, envenenada por el odio.
Escolares de todas las edades, desde cuatro años, fueron utilizados por efemelenistas para armar desórdenes en Cinquera, como informamos en nuestra edición del sábado. El uso de niños como escudos humanos, al frente de manifestaciones, para emporcar paredes y como carne de cañón es parte de las estrategias de los comunistas, lo que se volvió a comprobar el viernes durante la visita del candidato arenero Rodrigo Ávila a Cinquera.
Alumnos de las escuelas del lugar declararon a nuestros reporteros que la directora del instituto y varios profesores los indoctrinan atacando al gobierno y haciendo proselitismo en favor de los rojos, violentando su deber como educadores. Que una muchachita de cuatro años se haya puesto a la cabeza de un grupo para insultar, demuestra la gravedad del problema: en vez de aprender a convivir con otros en la comunidad, a los niños se les inculca odio y antagonismo.
Varios de los niños hicieron "la señal del dedo medio" que el diputado Patán exhibió en la Asamblea Legislativa durante una visita del presidente Saca. El mismo sujeto, como lo denunció el año pasado el Consejo de Seguridad Nacional, anda reclutando jovencitos en la zona de Apopa y Guazapa para entrenarlos en ejercicios militares, en adición a los lavados de cerebro a que les someten. Lo de Cinquera evidencia lo extendido que está en el país despertar el odio y la violencia entre los jóvenes.
El proselitismo de los comunistas se basa en generar rivalidades, odio, resentimientos de clase, desconfianza y hostilidad hacia todo lo que representa trabajo, buenas costumbres, moral y el orden normal de las sociedades libres. En los desórdenes de Cinquera se acusaba al gobierno de todos los males y frustraciones que pueda alguien tener, sin que se mencionara la destrucción perpetrada por la guerrilla a lo largo de dos décadas y el costo de reconstruir el país. Como todos saben, se incita a la lucha de clases y al mismo tiempo se ofrecen paraísos, tarea en la que participa Funes, que no vaciló en tener a su lado a uno de los individuos del más negro historial que puede darse, lo que recogen las crónicas de Geovani Galeas.
Imaginemos lo que será a los veinte años
Los sucesos de Cinquera deben hacer pensar a todos los padres de familia del país en lo que sucedería con sus hijos e hijas si los comunistas llegaran al poder con Funes como máscara pero con su vice y los más radicales en control. Como dicen muchos, es gente cuyas manos están más manchadas de rojo que sus banderas.
¿Cuál es la práctica y el historial de los niños y jovencitos en un Estado totalitario? En Cuba, en la Alemania nazi, en la Unión Soviética y en todo régimen socialista en poder de radicales, los niños son la carne de cañón pero además tienen la tarea de vigilar y reportar lo que hacen y dicen sus padres, sus familiares, sus hermanos: se convierten en informadores, espías dentro de los hogares y en las barriadas. En algunos domina el amor por los padres, en otros los indoctrinamientos y el odio. Nadie podría estar seguro de lo que sus hijos piensan y harían. Si a los cuatro años una pobre muchachita ha sido entrenada para insultar, ya podemos imaginar de lo que será capaz a los veinte, envenenada por el odio.